Hace unos días un anuncio
publicitario de televisión me hizo reflexionar sobre el uso de las TIC. La
verdad que la trama del anuncio no deja indiferente: una chica, sentada en un
autocar, mirando la ventanilla, se propone reflexionar, pasan unos segundos, y coge el móvil.
Respuesta de la escribe: ¡qué daño
hacen las tecnologías a la sociedad de hoy en día!
Pero dejemos a un lado esa pura frase
visceral. Creo que la culpa no debemos dársela a las nuevas tecnologías, que
son la consecuencia de un mundo que evoluciona, sino que debemos buscarla (esa
culpa) en cómo la gente evoluciona con el mundo. Hay varios tipos de actitud
social ante las TIC: personas que se adaptan de inmediato a esta novedad (y
viven enganchadas), personas que son reacias a ella, o personas que son
críticas con dicha novedad, y ya que han de vivir con ella, se adaptan e
intentan hacer un buen uso de la misma. Yo, por ejemplo, me incluyo en el
tercer tipo. Para mi trabajo diario, el estudio, internet es una herramienta clave.
No podría escribir sin tener dos ventanas abiertas en mi ordenador: el
diccionario de sinónimos y el DRAE. Para
mi vida social utilizo dos vías de comunicación TIC: Gmail y whatsapp. La
primera me permite pasar o recibir cualquier información o trabajo, es decir,
la uso como herramienta de trabajo. La segunda me sirve para comunicarme de
forma rápida e incluso divertida con amigos y familiares, además, me asegura
poder ver a mi sobrino cada día a pesar de estar a 400 km de distancia de él (totalmente
genial). Admitiendo la ventajas de whatsapp,
confieso que soy de las que me gusta disfrutar de una cervecita en la terraza
con mis amigos o hablar / “discutir” con mi pareja en persona. ¡Qué coño, me
gusta el lenguaje no verbal y no los emoticonos!
En relación a la información que me
facilita internet, reconozco que la página web que miro cada mañana es el
periódico, y la que miro cada vez que me dispongo a ver una película es filmaffinity. Ah!, y no podría dejar de
mencionar a mi queridísimo youtube; eso
sí, mis artistas favoritos gozan de un lugar en mi estantería de música, al
lado izquierdo de mi estantería de libros (el olor a libro viejo y la escritura
inmediata en los bordes de un libro no me lo quita nadie).
Resumiendo: uso las tecnologías
pero con moderación.
Comparto contigo la necesidad vital de interactuar con los participantes, esos matices no los aporta ningún emoticono o gift. Por eso tendremos que emplear las TIC con mucha cabeza.
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