domingo, 22 de mayo de 2016

La educación en 2030

Ready Teacher One

            Alicante, 22 de mayo de 2030.

Para variar, me he despertado diez minutos antes de que sonara la alarma. Si no fuera porque el ordenador tiene personalizada mi hora de levantarme y la programa a diario sin que yo se lo ordene, seguramente ni la pondría. Sin embargo, eso ya no es una decisión mía. Ni mía ni de nadie. Desde hace cinco años los ordenadores controlan todos y cada uno de los momentos de nuestra vida cotidiana, desde que nos levantamos hasta que nos vamos a dormir. No es que Skynet tomara conciencia de sí mismo y decidiera que resultaba más productivo controlarnos en vez de destruirnos. Lo que ocurrió es que simplemente los que mandan en este mundo de locos nos convencieron que era mejor que nuestras vidas serían mejores si las controlaba un programa de ordenador. Nos convencieron… o, mejor dicho, nos dejamos convencer por simple inercia y un cierto grado de apatía. Estamos tan acostumbrados a no quejarnos ni cuestionarnos las cosas que ya nos venden sin problemas cualquier idea que se les pase por la cabeza.
          En media hora ya me he dado una ducha y me he vestido. Un café humeante y bien cargado me está esperando en la cocina junto con unas tostadas con mantequilla. Justo en lo que he pensado nada más levantarme. Oasis ha hecho el resto.
           Oasis es el programa. No un programa más sino “el programa”. No es que no existan más, sino que todos los demás programas están conectados a él. Sus creadores sacaron el nombre de un libro de ciencia ficción de hace casi treinta años, Ready player One, de Ernest Cline. Tuvo bastante éxito e incluso hicieron una película de él. El futuro que describe no es como el nuestro… pero tampoco se aleja demasiado.  En él la gente se evade de la realidad que le rodea por medio de un programa de realidad virtual desde que hace prácticamente de todo: trabajar, comprar, ver la tele, relacionarse… vamos, prácticamente como ahora. Yo por ejemplo todavía salgo de casa para comprar las cosas que me hacen falta. Pero claro, es que yo soy de la vieja escuela. Hoy en día es casi imposible ver a alguien de menos de cuarenta años por la calle. Los que está por debajo de esa edad se pasan el tiempo conectados a Oasis y todo lo que necesitan se lo llevan a casa.


            El ordenador ya está encendido en cuanto entro al despacho. El icono de Oasis (una gran O de color dorado de la que brota la silueta de una palmera) está parpadeando en la pantalla, esperando a que me siente y me coloque mi casco de realidad virtual y los guantes. En cuanto lo hago, la pantalla que tengo en el casco se difumina y Oasis me lanza su habitual mensaje de bienvenida. A continuación aparecen los iconos con las distintas tareas que tengo programadas para hoy. Con los guantes toco virtualmente en el icono del instituto en el que trabajo como profesor e inmediatamente aparezco en el aula que tengo designada. Algunos alumnos ya han hecho acto de presencia virtual, puesto que sus avatares se encuentran sentados en sus pupitres. Poco a poco va llegando el resto. A la hora en punto aparece un nuevo mensaje en mi pantalla indicándome que ya puedo empezar. 

          Mi voz suena clara por el altavoz del casco:

         “En la clase de ayer acabamos leyendo un fragmento de ‘San Manuel Bueno, mártir’, de Miguel de Unamuno…”

No hay comentarios:

Publicar un comentario